Como ya os comenté el otro día, hoy vuelve la sección de salsas para proponeros una con la que acompañar vuestros solomillos Wellington. Es una salsa dulce que lleva mucha cebolla, higos secos y manzana reineta. Realmente está inspirada en una que hace mi tía Pepa en Navidad para el pavo, así que podéis hacerla también para servirla con cualquier ave rellena, tan típica de estas fechas.
Salsa de cebolla e higos
INGREDIENTES:
- 3 cebollas
- 4 higos secos
- Un trozo de manzana reineta
- 350g de caldo de pollo
- ½ vaso Pedro Ximénez
COCINANDO:
- Poner los higos en un vaso y cubrir con Pedro Ximénez. Dejar macerando al menos tres horas.
- Pelar la cebolla y picarla en trozos medianos. Pocharla en una sartén con un chorrito de aceite (el suficiente para que toda la cebolla esté impregnada de aceite pero que no se vea en el fondo de la sartén nada). Rehogarla a fuego un poco fuerte al principio para que coja un poco de color, sin llegar a quemarse. Bajar el fuego para que se vaya estofando lentamente, pero volver a subirlo de vez en cuando sin dejar de dar vueltas. Así irá dorándose y caramelizándose. Yo no suelo echar sal al principio para que no suelte líquido demasiado pronto, porque al ponerle sal suele deshidratarse un poco y soltar líquido, lo cual hace más difícil que se dore.
- Cuando esté pochada y con mucho color añadir el Pedro Ximénez en el que estaban macerando los higos y dejar reducir subiendo mucho el fuego.
- Incorporar los higos cortados en cuartos y un trozo de la manzana pelada y cortada en trozos medianos.
- Esperar un par de minutos para que se cocinen y añadir caldo hasta cubrir, e incluso un poco más. Cocer a fuego lento durante 25 minutos, o hasta que veas que la manzana se deshace presionándola un poco.
- Triturar la salsa hasta obtener la consistencia deseada e incorporar algo más de caldo si es necesario.
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