La fiebre del pesto a mí aún no se me ha pasado. Se lo echaría a casi todo. Por supuesto a la pasta, las ensaladas, las pizzas, los quesos, aperitivos y ¿¿por qué no a una galleta?? Estaba un día buscando recetas de galletas saladas que sirviesen de base para un canapé y esta me conquistó de inmediato. Se puede tomar con burrata u otros quesos, tomates confitados o secos, anchoas… ¡O directamente solas!
Sablés de pesto
INGREDIENTES:
- 180g harina
- 70g mantequilla
- 45g aceite oliva
- ½ cucharadita de sal
- 50g hojas de albahaca (1 taza apretada)
- 50g parmesano
- 1 huevo
COCINANDO:
- Triturar las hojas de albahaca con el aceite hasta obtener una pasta.
- Rallar el queso parmesano hasta que se haga polvo (en Thermomix se puede hacer dando varios toques de turbo). No usar el queso parmesano que ya viene en polvo, porque está mucho más seco y no da la cremosidad o textura que se consigue con una cuña recién rallada.
- Poner en un bol el queso rallado, la pasta de pesto del paso 1, la sal, el huevo batido y la mantequilla fría cortada en dados medianos.
- Mezclarlo todo amasando con las manos y pellizcando los ingredientes para que se junten. Continuar haciéndolo hasta que queden una masa homogénea. Se puede hacer también con amasadora, usando el accesorio K, o con la Thermomix (10-15 segundos a velocidad 5).
- Añadir la harina tamizada y continuar amasando con los dedos hasta integrar. Las galletas sablé por definición son unas galletas con una textura un poco arenosa, que se rompen tanto al tomarlas como al amasarlas. Es por eso que tampoco hay que amasarlas demasiado. En cuanto desaparezca la harina y todos los ingredientes estén integrados, ya no hay que amasar más.
- Se coloca entonces la masa encima de un papel film que hayamos estirando previamente. Se apelmaza toda la masa formando una bola plana y se tapa con otro papel film por encima.
- Con un rodillo se estira la masa con cuidado, hasta formar una placa de medio centímetro de grosor. Si se parte por las esquinas no pasa nada porque la masa sablé lo bueno que tiene es que se puede como acercar y “pegar”.
- Llevar la masa extendida a la nevera durante una hora aproximadamente para que se enfríe un poco y se pueda manejar mejor. De hecho, si está muy pegajosa cuando se intenta extender, se puede llevar en forma de bola unos minutos a la nevera para que se pueda malear mejor.
- Cuando la plancha está lo suficientemente fría, sacarla de la nevera y cortar las galletas con un cortagalletas redondo del tamaño deseado.
- Ponerla sobre una bandeja de horno un poco separadas unas de otras y hornear a 170º durante 12 o 14 minutos. Tienen que entrar al horno bastante frías porque si no la mantequilla se derrite y se desliga del resto de la masa. Si al cortarlas pasa tiempo y vuelven a estar muy blandas, habrá que meterlas de nuevo a la nevera el tiempo necesario para que vuelvan a solidificarse un poco.
- Al sacar las galletas, puede parecer que aún están crudas, porque no están del todo crujientes, pero al enfriarse se endurecen bastante, así que no tengas miedo de sacarlas, aunque no te parezca que están hechas. De todas formas, cada horno es un mundo, y lo que tarden en hacerse también depende de lo más o menos frías que estén. Lo mejor es ver si se pueden despegar de la bandeja con un cuchillo sin que se rompan, y que se haya empezado a formar una costrita por encima.
- Al sacarlas del horno, esperar unos minutos antes de sacarlas de la bandeja, porque se rompen con mucha facilidad. Cuando estén templadas, pasarlas con cuidado a una rejilla para que se terminen de enfriar.
- Tomar solas o servir con un poco de burrata por encima, tomates secos, o lo que se quiera.
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