Siempre he pensado que el dulce más típico de la Semana Santa eran las torrijas, pero esas ya las tienes en el blog, y este año quería publicar otro dulce de esta época. Por eso no me lo pensé dos veces cuando vi a @palo_mychef (cuenta que me encanta de Instagram) hacer rosquillas el otro día. Me parecieron la idea perfecta para hacer con los niños en estos días de confinamiento. Y si encima están tan ricas como las suyas, pues el premio es doble. Os lo aseguro… Reconozco que hasta que las hice caseras no era mucho de rosquillas, pero ahora no voy a poder parar de hacerlas hasta San Isidro, donde también se comen mucho!!! Te apuntas?

Rosquillas

INGREDIENTES (30 UNIDADES):

300g harina (o más)
1 huevo
4 cucharadas leche
4 cucharadas aceite
2 cucharadas de anís
6 cucharadas azúcar
1 cucharadita de levadura

COCINANDO:

Tamizar la harina y ponerla en un bol grande haciendo forma de volcán para meter el resto de ingredientes dentro.
Añadir el resto de ingredientes en el orden que aparecen arriba.
Mezclar todos los ingredientes con las manos o con la kitchen aid hasta que esté todo integrado.
Continuar amasando hasta que sea una masa lisa y con textura de plastilina blanda.
Si se pega mucho a los dedos se puede incorporar más harina. Yo siempre tengo que añadirle algo más, pero dependerá también del tamaño del huevo o de lo grandes que sean tus cucharadas…
Cuando la masa deje de pegarse a los dedos y sea perfectamente moldeable, sacarla del bol y dejar reposar 15 minutos.
Si es necesario, engrasar ligeramente la encimera para que no se pegue mientras trabajamos con la masa.
Coger un trocito de masa pequeño (aproximadamente 15 o 18 gramos), hacer una bolita y luego un cilindro rondándolo en la encimera. Tiene que quedar un cilindro delgado, como un meñique pequeño.
Cerrarlo juntando los dos extremos, apretando un poco la junta para que queden bien solapados, porque sino se abrirán al freírlas.
Repetir la misma operación hasta acabar con toda la masa, colocando todas las rosquillas sobre papel de horno.
En una sartén amplia u olla baja poner 2 o 3 dedos de aceite a calentar (oliva 0,4 o girasol).
Cuando esté caliente, freír las rosquillas en tandas. Se pueden hacer varias al mismo tiempo, pero sin que queden muy juntas para poder darles la vuelta con facilidad. Cuando estén doradas por un lado, voltearlas para que se doren por el otro. Hay que coger el punto al aceite porque si está demasiado caliente pueden quemarse por fuera o coger mucho color y estar crudas por dentro.
A medida que se sacan del aceite, ponerla sobre una rejilla o papel absorbente y espolvorear un poco de azúcar por encima. Hacerlo nada más sacarlas, para que se quede adherido a la rosquilla.
Esperar a que se enfríen un poco antes de atacarlas!