Esta receta me hace especial ilusión, porque aunque yo nunca llegué a probarlos, ¡eran los fritos de queso de mi abuela María Luisa! Tengo que dar las gracias a mis tías Coca y Myriam por darme esta receta, no solo porque me encanta poder cocinar algo que hiciese mi abuela, sino porque al probarlos me volví loca de lo que me gustaron. Es una croqueta riquísima que tiene tanto queso que roza el ser considerada un queso frito ¡Pruébalo y dime que te parecen!

Fritos de queso

¡Utiliza tu Thermomix!

INGREDIENTES:

45g aceite
15g mantequilla
125g harina
550g leche entera
400g de queso gruyere
5 pellizcos de sal
2 vueltas de pimienta

COCINANDO:

Meter el queso en trozos medianos en la Thermomix. Picarlo dándole dos o tres golpes de turbo, hasta que quede bastante pequeño. Reservar.
Limpiar el vaso para que no queden restos del queso.
Poner el aceite y la mantequilla en el vaso de la Thermomix y calentar programando 3 minutos a 100º y velocidad 1.
Incorporar la harina (3 minutos, 100º y vel1).
Bajar con la espátula la harina que haya quedado en las paredes o en las cuchillas. Volver a programar 1 minuto adicional a la misma temperatura y velocidad.
Añadir la leche, la sal y la pimienta. Mezclar durante 6 segundos a vel6.
Hacer la bechamel programando 7 minutos a 100º y vel4.
Incorporar el queso reservado y mezclar 3 segundos a velocidad 8.
Poner la bechamel en un pirex o molde, tapado con papel film, de tal manera que toque toda la superficie de la bechamel.
Dejar reposar al menos un día en la nevera.
Cortar la bechamel en rectángulos pequeños (como si fuese leche frita) y rebozarlos, pasándolos por huevo primero y pan rallado después.
Dejar reposar durante al menos media hora para que se seque el pan rallado.
Se pueden freír inmediatamente, conservarlos un par de días en la nevera o directamente congelarlos. Si te decantas por esto último, sácalos del congelador con antelación. Es mejor freírlos cuando estén medio descongelados para que no se estallen con el cambio brusco de temperatura.
Servir con perejil frito: Separar las hojas del tallo, lavarlas con un poco de agua, secarlas por completo y meterlas un par de segundos en aceite muy caliente.