El viernes fue el día mundial del chocolate y yo lo celebré con este bizcocho de chocolate que, en mi opinión, es el mejor que he probado nunca. Porque es ligero, suave pero con un intenso sabor, jugoso y tiene fácil congelación (si es que consigues que sobre un poco…). La receta es de Susana del blog de webosfritos (una experta bizcochera), y está hecho a base de chocolate y philadelphia, que le da una textura perfecta. Pruébalo y ya verás cómo va directo a tu repertorio de bizcochos habituales.

Bizcocho de chocolate y queso

INGREDIENTES:

150g de mantequilla
200g de chocolate para postres
4 huevos
150g azúcar
150g de queso crema (tipo philadelphia)
50g nata de postres (35% materia grasa)
150g harina normal
10g levadura

COCINANDO:

Derretir el chocolate y la mantequilla al baño maría o al microondas. En este último caso, ponerlos en un cuenco y meterlo al micro durante 2 minutos a máxima potencia. Sacar el cuenco con cuidado y remover bien todo con una espátula y/o varillas hasta que se termine de derretir en chocolate en la mantequilla caliente y se integren ambos ingredientes. Si no se derrite del todo, meter en el microondas unos segundos más y volver a remover. Reservar.
Poner los huevos y el azúcar en un cuenco y batir con varillas a la máxima velocidad durante 5 minutos o hasta que doble su volumen.
Añadir el chocolate fundido y volver a batir. Si tienes amasadora incorpora el chocolate sin dejar de batir, poniendo la velocidad media.
Añade la nata (sin montar) y el queso. Batir durante un minuto a velocidad media o hasta que esté bien integrado.
Tamizar la harina y la levadura. Incorporarla a la masa anterior y mezclar con espátula o cuchara (con el accesorio pala o K en el caso de la amasadora). No mezclar demasiado, sino sólo lo justo para que esté todo integrado.
Verter la masa en el molde previamente engrasados con mantequilla y un poco de harina. Golpear suavemente contra la encimera para eliminar las posibles burbujas de aire.
Meter al horno previamente calentado a 170º, con calor arriba y abajo.
Hornear durante 40 minutos o hasta que al introducir un pincho en el centro del bizcocho, éste salga limpio.
Dejar reposar en el molde durante 10 minutos y después desmoldar colocándolo sobre una rejilla para que termine de enfriarse recibiendo aire por todas partes.
Adornar con azúcar glass con la ayuda de un colador fino.